Ananas empezó como una forma de congruencia con una frase que muchas mamás usamos «Dejarle a nuestros niños un mundo mejor»
Un día, mi esposo y yo nos preguntamos: ¿Qué estamos haciendo para lograr ese mundo? Ese día después de una larga plática decidimos que lo haríamos realidad, buscaríamos un impacto no sólo a través del uso de productos que mejoraran el mundo que le queremos dejar a nuestras hijas, sino un impacto social y ambiental para las generaciones que están comenzando.
Decidimos crear este impacto a través de un valor primordial: EL RESPETO. ¿El respeto a qué? El respeto al ambiente, el respeto al desarrollo de los niños, a sus apegos, a sus necesidades sensoriales y educativas, a su entorno, a sus elecciones, a su potencial y de hecho, a todo su ser.
Ananas eramos 2 personas con un sueño, pero hoy somos un grupo de pedagogos, psicólgos, diseñadores, ingenieros, carpinteros, ebanistas, pintores, mamás y papás comprometidos con la creación de juguetes y mobiliario de la más alta calidad, seguros y útiles para los niños y quienes los rodean.